Reseña: Bob Esponja: Un Héroe Fuera del Agua

Por el 8.2.15
El año pasado, Paramount Pictures anunció una segunda película animada de Bob Esponja, misma que tuvo su estreno en Latinoamérica hace unos días bajo el nombre Bob Esponja: Un Héroe Fuera del Agua. Siendo fan de la pequeña esponja amarilla, les voy a compartir lo que pienso de esta nueva producción.

Para empezar, le he perdido cariño a la serie animada porque la calidad de los capítulos a mi parecer, ha ido disminuyendo a través de los años debido a que ya no aporta nada nuevo en cuanto a historia volviéndose un círculo repetitivo. Aceptémoslo, Bob Esponja no goza de la misma popularidad que hace 10 años.

Aun así fui a ver este filme con la esperanza de encontrarme con una película estupenda por todo ese hype del 3D y los efectos de los que se hablaba en la promoción de la cinta, incluso llegué a pensar que Bob Esponja: Un Héroe Fuera del Agua iba a superar por mucho a la primera película de la esponja y sus amigos estrenada en 2004, en donde todos nos quedamos con la moda de cantar “Soy un Cacahuate”.

A partir de este punto te puedes encontrar con SPOILERS.

El argumento de la película comienza con un relato de un pirata interpretado por Antonio Banderas en live-action y que gira naturalmente alrededor de Bob Esponja y sus amigos: Calamardo, Patricio, Don Cangrejo y Arenita. En está ocasión, Plankton quiere apoderarse de la codiciada formula de la Cangreburger que encanta a los ciudadanos de Fondo de Bikini y deja grandes ganancias al dueño del restaurante donde se vende esta delicia, el tacaño Don Cangrejo.

Bien, ese argumento ya ha sido bastante explotado en la serie animada así que el tema no es absolutamente nada nuevo. En la primera mitad de la cinta vamos a ver a Plankton tratando de robar con trucos al estilo ACME la dichosa fórmula para poder implementarla en el Balde de Carnada, su restaurante en donde nadie se para ni por error a comer algo. Las escenas que trascurren en esos primeros momentos dan risa pero también son bastante ridículas, algo propio de la serie y sus personajes, pero siendo demasiado sosas para mi gusto esta vez. En fin, cuando Plankton logra llegar hasta la receta, algo sucede y el papel se desvanece. Todo lo que pasa a partir de este punto es una completa locura.

Los ciudadanos de Fondo de Bikini se vuelven locos porque sin la formula no habrá más Cangreburgers, lo cual parece significar el desastre. Entonces, los dulces pececitos se transforman en personajes al estilo Mad Max en un mundo post apocalíptico donde usan trajes de cuero, cadenas colgando de sus ropas, peinados muy punk que hacen juego con su comportamiento rebelde e incivilizado al ir por ahí dispuestos a destruír la ciudad y cazar a Bob Esponja y Plankton, a quienes acusan de ser responsables de haber robado la fórmula. No los culpo, ellos sólo claman por las deliciosas Cangreburgers.

En pantalla aparece una combinación de viajes en el tiempo en una austera máquina, que al activarse detona hilarantes escenarios psicodélicos mientras Bob y Plankton hacen equipo para volver al pasado y recuperar la fórmula la Cangreburger para traer de nuevo la paz a Fondo de Bikini. Todo esto mientras en pantalla vemos toda clase de colores, efectos y cambios de animación que a decir verdad quedaron geniales. Esa parte la disfruté. Incluso disfruté la parte donde sale el delfín parlante que me recuerda al Vigilante de Marvel.

La trama transcurre mientras nos damos cuenta que en realidad la fórmula la tiene un malvado pirata llamado Barba Burger (Antonio Banderas), quien la utiliza para vender hamburguesas con la receta secreta. En la segunda mitad de la película, Bob, Patricio, Plankton, Arenita, Calamardo y Don Cangrejo se aventuran a salir del agua (otra vez nada nuevo) para ir a encarar a Barba Burger y recuperar la fórmula, pero se percatan de que el malvado villano tiene en su poder un libro mágico capaz de cambiar el curso de la historia cuando se escribe en él. Así fue en primer lugar como Barba Burger se hizo de la receta secreta.

Bob y compañía consiguen una página del libro y se les ocurre la brillante idea de inventarse súper poderes inspirados en aquello que más aman, por lo que lo escriben en el pedazo de papel. Bob adora las burbujas, Calamardo la música, Patricio el helado, Don Cangrejo es una especie de Iron Man  y Arenita es una ardilla lanza nueces nada peligrosa. La fiebre de los súper héroes se respira por todos lados.

Al acercarse a su final la cinta va perdiendo la energía con la que había empezado y la historia comienza a perder la poca fuerza que tenía al iniciarse. Debo confesar que desde el principio reí en varias ocasiones pero sentí la comedia muy forzada. Yo sé que la serie es así de incoherente, pueden prender fuego bajo el agua desafiando cualquier principio básico de las leyes de la física, química y otras ciencias, pero al menos es gracioso. Son situaciones hilarantes pero que aquí se sienten un tanto embarazosas.

En resumidas cuentas, Bob Esponja: Un Héroe Fuera del Agua no fue para mí ni un acierto ni tampoco estuvo tan mal. Aunque hablando sinceramente y desde el fondo de mi corazón, la película me aburrió en ocasiones al borde de querer salir de la sala. Era como ver capítulos de la serie pero con los chicos fuera del agua y en formato 3D haciendo lo mismo de siempre. Sí me decepcioné un poco ya que como mencionaba antes, soy admiradora de Bob Esponja, este personaje tan irreverente creado por Stephen Hillenburg que lleva al aire más de 10 años.

Sé que las nuevas generaciones han cambiado y la serie ha tratado de ajustarse a las nuevas audiencias por igual, sin embargo no creo que lo esté haciendo de la mejor manera. Aunque, ¿yo qué puedo hacer? En absoluto, nada.

En cuanto a las adaptaciones fílmicas, disfruté en medida está nueva adaptación pero yo me quedó con Bob Esponja: La Película (2004) porque siento que fue una adaptación fue fiel a los aspectos que caracterizan la serie animada que, aunque no seas fan de la esponja, la puedes disfrutar porque te atrapa esa absurda manera de ver el mundo, un universo en donde cualquier locura que imagines sin importar qué tan ridícula sea, puede suceder.