Segundas partes que Disney nunca debió hacer

Por el 11.4.15
Disney es magia, es diversión y siempre nos ha brindado entrañables historias utilizando la última tecnología en animación o reinventando maneras de crearla, evolucionando para no quedarse nunca atrás sino siempre tratar de estar un paso delante de la competencia. Nos tiene acostumbrados a cierto nivel de calidad que pensamos que Disney es casi perfecto.

Sin embargo, existen pequeños detalles que a mi consideración pasaron a ser sólo desastres que fácilmente han quedado en el olvido, han sido enterrados en el cementerio de elefantes por ser tan malas o porque simplemente no debieron existir.

Me refiero a las secuelas que el gran estudio del ratón se encargó de producir, mismas que estrenó cuando tuvo su racha de “Direct to video”, de aquellos fabulosos clásicos que llenaron de magia nuestra infancia y que hasta la fecha siguen vigentes gracias a su enorme éxito.

La mayoría de estos filmes tienen algo en común, como mencionaba anteriormente, todas tuvieron un estreno direct to video, es decir que fueron lanzadas directamente en formatos VHS (en su tiempo) o en DVD.

Las razones para que un filme salga de esta manera son que pueden tener bajo presupuesto para su realización, la historia no puede ser tan jugosa como para arriesgarse a un estreno en taquilla o porque pueden creer o saber que el público no se sentirá atraído por la premisa.

Un estudio puede decidir liberar una película directamente a la televisión o a sus respectivos formatos en video y eso no sólo le ha pasado a Disney. En fin, no voy a mencionar las que no vi, naturalmente no iba a ver todas esas bazofias, ¿estamos de acuerdo?

Así que voy a empezar con Pocahontas II: Viaje a un Nuevo Mundo (1998). Ni siquiera sé por qué se tomaron la molestia en realizar algo tan burdo, tan carente de vida y color; esta cosa no es ni tantito lo especial que fue la primera parte. Aquella que sorprendió a chicos y grandes en 1995. ¿Se acuerdan de ella? Yo podría apostar a que sí, porque transcendió en numerosos sentidos, todo lo contrario a la secuela que llegó derechito y sin escalas a arruinarnos la infancia. Ni la banda sonora se salvó de quedar en mi lista negra.

Después, cuando menos me lo esperaba, otra decepción de temprana edad llegó sin previo aviso a hacerme enojar: El Rey León II: El Reino de Simba, la cual se estrenó en 1998.

Cuatro años atrás, su antecesora se había transformado en todo un fenómeno de la animación, arrasando con premios de la Academia, recaudando cifras record en taquillas, triunfando con críticas positivas y algunas un poco controversiales, por lo polémico que resultó el parecido de El Rey León con la serie de anime de los 60s de nombre Jungle Emperor (Kimba, el León Blanco).

En fin, eso quedó en el pasado al igual que esta secuela del horror, sin chiste y sin la grandiosa banda sonora de Hans Zimmer. Un verdadero desastre que no tiene una válida justificación. Se hubieran inventado otra cosa, segurito que si se hubieran esforzado más, el resultado tal vez y hasta superaba a El Rey León, pero no lo hizo, solo fue una pesadilla.

Simba regresa para presentarnos a su hija Kiara, la cual tuvo con la princesa Nala. Esto no es tan mala idea la verdad, pero no fue desarrollada correctamente. Pudo funcionar si se hubiera planeado mejor. Lo arruinaron y no hay vuelta de hoja.

¿Simba un malote? ¿Dónde estaba toda esa malvada y vengativa manada de leones en la primera parte? Creo que está es la única canción rescatable de la cinta: 


Pero esto solo es el comienzo de acontecimientos que yo hasta el día de hoy no comprendo. A decir verdad todo esto carece de lógica para mí, tan ilógico como la manera en la que abordaron la secuela de La Sirenita, la cual se liberó en el año 2000.

El éxito de una de las princesas más populares de Disney, fue mutilado con La Sirenita II: Regreso al Mar. La primera película se basó ligeramente en el cuento del célebre escritor, Hans Christian Andersen y aunque no es de mis preferidas, la adaptación de Disney en 1989 fue estupenda. La secuela es acerca de la hija que Ariel y el príncipe Eric, tuvieron.

¿Recuerdan que Ariel quería piernas para lograr visitar su amado mundo de los humanos? Pues ahora su hija Melody quiere aletas para poder visitar su amado mundo acuático. Bastante innovador ¿no lo creen así? Esperen, no termina ahí, Morgana, una mala copia de Ursula pero en versión talla cero ha regresado para vengar la trágica muerte de su malvada hermana, que en la primera cinta se queda con la voz de Ariel a cambio de darle piernas.

Nuevamente, aquí se repite una constante de todas las direct to video, la calidad en la animación es decadente en comparación con su antecesora ochentera, la banda sonora no es para nada memorable, el guión deja mucho que desear y los personajes están huecos espiritualmente, no rescato nada de esta película.

Pero cuando se creía que ya la locura de Disney había terminado, otro gancho fue directamente al corazón de los fans de Cenicienta (1950), cuando en el 2002 Disney soltó La Cenicienta II: Un Sueño Hecho Realidad. Solo les voy a decir que parece toda una dramática telenovela. Yo no me explico cómo pudieron atreverse a hacer semejante atrocidad.

Pero no sé qué fue peor, si la segunda parte de la Cenicienta o El Jorobado de Notre Dame II, la cual vió la luz en el 2002 y que hizo que me sorprendiera, pero de lo deplorable que fue. La primera, basada en la historia de Victor Hugo era difícil de alcanzar.

De nuevo, porque al parecer era la tendencia, la música en esta película no se aproxima ni de cerca a lo grandiosa que fue en la primera parte por allá en 1996 gracias al trabajo de Alan Menken (Hércules) y bueno, ya de la animación ni hablemos.

Fue producida por Walt Disney Animation Japan y fue dirigida por Bradley Raymond. Además casi todo el reparto que prestaba su voz inglés, regresó en esta película. Pero ni así se levantó del suelo El Jorobado de Notre Dame II, que fue para mí lo que le sigue de bazofia.

Y por si eso no fuera poco, Disney no se detuvo, pues de por debajo de las rocas, estas secuelas arruina infancias seguían su camino cual zombis recién reanimados. En mi lista negra sigue Atlantis: El Regreso de Milo, casi lloraba de lo desagradable que había resultado la experiencia, pues la primera parte me gusta demasiado. La cosa con los direct to video de Disney solo se ponía peor, lo supe cuando vi este filme que continuaba con la historia de Atlantis: El Imperio Perdido.

Yo sigo sin comprender los motivos que llevaron a un estudio de tan alto calibre a soltar tanta desilusión después de tan increíble racha en los 90s.

Las direct to video de Winnie Pooh, de Mickey, etc., no me afectaron tanto como estas segundas partes que no debieron existir o mínimo si lo iban a hacer que fuese de una manera adecuada. El ciclo de los malos ratos continuó con Mulan II (2004), que para variar, dejó por los suelos a los personajes principales y hasta los ridiculizó, de solo acordarme me dan nauseas.

¿Era tan difícil dejar las cosas así?


La premisa era pobre, las canciones eran tontas, ya de por si las películas de Disney están plagadas de canciones, pero mientras fueran decentes se acepta, pero aquí esto cae en lo tedioso, en lo lastimoso incluso. Pareciera que Disney le había encomendado a diferentes producciones el terminar con el éxito de nuestros queridos clásicos, los que cerraron con broche de oro una excelente etapa.

Insisto ¿era tan difícil dejarlo tal y como había terminado?


A partir del estreno de Tarzan II, me quedó claro que ya la esperanza estaba pérdida, que el cáncer seguiría en expansión. Lilo & Stitch 2, Bambi 2, vaya, hasta se metieron con Tierra de Osos. Ni modo, todo esto demuestra que no hay perfección en Disney, no me importan mucho las razones por las que uno de los estudios más poderosos en la actualidad, se atreviera a tan osados actos.

Pues por dinero no creo, la mayoría fueron mal recibidas en críticas y sobre todo en ventas. Siendo franca, esa mancha se encuentra presente y quitarla no va a ser fácil. Es quizá que gracias a Disney no confiamos en las segundas partes, que desde luego no son siempre una buena idea aunque se tenga un aceptable presupuesto, si la primera tuvo un final definitivo, no hay porque inventar historias que no van a funcionar por inverosímiles o por ser absurdas.

Y que quede claro que esto no afecta sólo a un estudio como Disney, sino que grandes decepciones las hemos recibido de un sin número de estudios que se han empeñado en fastidiarlo todo con sus secuelas, claro que algunos estudios han recibido enormes retribuciones de no solo segundas partes, sino hasta cuartas y quintas de una misma historia, pero algunas conquistan al público y esto fomenta el lamento. Y a ustedes ¿les gustan las segundas partes?