[Eriol T. Harlaown] Saban y Digimon: Las Ediciones Nuevamente a la Palestra

Hola todos. Este tema viene a tono con algo que se ha comentado bastante acá, pero que no es malo recordar. Y es que el estreno de Digimon Fusión dejó mucho que comentar puesto que el producto que les tocó recibir fue desagradable al paladar de muchos a los cuales se les vio trastocada una de las franquicias mas sagradas de la animación japonesa para los fanáticos de los “Digital Monsters”.

De nuevo vamos a echar mano al tema de las ediciones y censuras, tocadas hace mas de dos años por una columna que me tocó publicar. Sin embargo, el objetivo será mirar aquellas luces y sombras que presenta nuevamente Haim Saban y Shuki Levy en la industria televisiva. Estos nombres que en un pasado representaron motivos de entretenimiento para quien escribe, hoy son una amenaza potencial, debido a un modelo obsoleto del cual se ha demostrado con hechos que no solo perjudica al consumidor final de las franquicias sino también al oferente.

Algo de Historia

Tal vez aquellos que no tengan recuerdos o no hayan nacido en la década de los ochenta puedan tener remembranzas acerca de Saban, pero aquellos que vimos algunas series como el “Festival de los Robots” si podemos atestiguarlo. A fines de la década del setenta existió una empresa norteamericana de nombre ZIV Internacional, quien se encargó de adquirir desde Japón (Principalmente desde Toei Animation) Algunas series que para muchos de los que vivimos esa época eran de buen gusto para el paladar del televidente que buscaba un entretenimiento no tan convencional a lo que se veía en los dibujos animados de ese momento. Solo hagamos memoria de series como El Galáctico, Angel La Niña de las Flores, La Pequeña Lulu, Capitán Futuro y muchas otras mas que vimos.

Pero ¿Por que mencionamos a Saban?: Es porque nuestra persona objeto de análisis era un funcionario perteneciente a la citada compañía y que tiempo después se independizó para dar rienda suelta a todos sus proyectos en plena década de los ochenta. Sin embargo, para la distribución de los nuevos contenidos contó con una alianza desde Europa; la hoy desaparecida compañía DIC Entertainment Inc. con sede en el Ducado de Luxemburgo y propiedad del productor Jean Chalopin, con quien realizó una gran cantidad de coproducciones. Ni hablar del gran negociado armado tras el éxito de la recordada franquicia Power Rangers en los noventa.

Pero si de algo ha sido característica esta compañía es hacer uso de las ediciones como mecanismo de venta de sus series, algo de lo cual presencialmente en su momento he sido testigo. Y hoy en día tenemos el caso mas reciente: El de Digimon Fusión, conocido por los fans como Digimon Xeros Wars, algo que denota que incluso la edición viene comenzando desde el nombre.

La Americanización de una Franquicia de Renombre

EN los últimos años se ha transformado en tendencia el hecho que potenciales franquicias provenientes del Japón lleguen a nuestro continente, sin pasar primero por las distribuidoras de los Estados Unidos. Las marcas son incontables: Beyblade, Bakugan, Pokemon, Dino Rey, y varias otras. Sin embargo, se une a este club Digimon de la mano de Saban y Marvista; una franquicia que hace quince años atrás llego completamente integra de la mano de Cloverway, la que respetó en las cuatro temporadas distribuidas bajo su administración la versión original japonesa. No paso lo mismo con Digimon Data Squad (Digimon Savers en Japón) cuyo proceso de doblaje y distribución tuvo un sin número de irregularidades de parte de TOEI, con una fuerte censura, un cuestionado doblaje y la traducción de un opening robada de un fandub. En definitiva, resultado de una mala gestión de parte de la dupla Ebato – Lucio.

Y es esto último lo que motiva la preocupación de parte de los fans de esta franquicia considerada sagrada, por el gran éxito que representó en sus cuatro primeras temporadas emitidas tanto por Fox Kids como en los diversos canales del continente donde se exhibió. Pero volvamos a la duda inicial planteada en el encabezado de esta columna. ¿Tiene sentido volver a la edición como técnica para familiarizar una franquicia oriental con el estilo de vida occidental?

 
Edición hoy = Costo Innecesario

La ecuación planteada en este subtítulo nos ilustra lo que hoy significa editar una serie. Hoy con el auge de las nuevas tecnologías no resulta difícil descubrir el origen de una serie animada proveniente de oriente. Algo que, en la década de los ochenta era difícil de descubrir. Hoy en día el consumidor de animación japonesa es alguien que conoce de antemano todos los antecedentes relativos a una serie, y más aún, sobre una franquicia que por su éxito ha logrado tener continuidad en el tiempo. Con ese antecedente ¿Por qué editar?

Tendría lógica si se busca la “protección” del público objetivo, principalmente si hablamos del caso de una serie con altos contenidos de violencia, algo de lo cual adolece por entero la franquicia objeto de nuestro análisis. Sencillamente no existe el sentido práctico, principalmente porque la mayoría de las luchas que se han observado han sido entre las mismas bestias digitales, aunque, se han visto situaciones en donde los conflictos entre niños elegidos han terminado en algunos casos en peleas, principalmente por choque de liderazgos (Véase el caso de Tai y Matt).

Tal vez puedan verse ciertos episodios donde los niños muestren emociones bastante potentes ante circunstancias fuertemente emotivas; pero esto último no es algo hoy en día censurable, más aun cuando en el pasado han existido series tanto del género del anime como de la animación norteamericana en que siempre han tenido presencia. Ello no es excusa para una eventual censura de esta franquicia. En fin, podemos seguir enumerando circunstancias en las cuales puedan presentarse alguna eventual censura de contenidos para ajustarlos al público infantil, cuando estas franquicias son siempre enfocadas a los segmentos familiares, algo que tiene por supuesto un costo económico para la distribuidora. Editar tiene sus costos y ello lo ha probado 4Kids en el pasado, cuando desembolsó altas sumas de dinero por realizar fuertes ediciones a varias franquicias, entre ellas, su polémica y olvidable versión de One Piece la que terminó en un fracaso que la llevó a la quiebra en 2011.

Explicado al principio, editar tiene sus costos implícitos: Equipos técnicos, profesionales, música, cortes, edición de openings, entre otros. No es algo gratuito cumplir con el objetivo de mostrar una serie ajustada a edades menores, el cual según los cerebros de estas distribuidoras, se recupera con los ingresos de licenciamiento. Sin embargo, y como se ha dicho, el consumidor de hoy no es un ingenuo. Esa fuerte capacidad de información es la que lleva a que este último termine prefiriendo una versión extraída desde internet (principalmente desde los fansubs) en lugar de la versión legal. Con este factor los flujos de caja de Saban se verían amenazados por menores ingresos, algo que desconozco si la empresa está considerando o solo piensa en una estrategia bajo plena certidumbre.

Hoy en día editar es un retroceso. En contraste Viz Media apuesta por relicenciar Sailor Moon en Estados Unidos, completa y sin la censura vista en los noventa en ese país. Saban, apostando a una formula que en estos días se ha demostrado no dar resultado, está corriendo altos riesgos a pesar de la marca que usa. Lamentablemente la versión acaba de llegar a América Latina mediante Cartoon Network, con la venia de Toei Animation, y más aún existe temor de parte de los fans de que existe una suerte de reset de la serie desde la primera temporada, pero con la marca de las tijeras de su nueva licenciataria. Es de esperar que en un futuro, si llegaran a crearse nuevas licenciatarias, situaciones como estas no vuelvan a ocurrir y que ojalá comprendan que esas audiencias de edad inferior tienen sus propias series focalizadas a su tipo de público.

Claro está quien es el principal perjudicado con esta política; ese público intermedio que conoce la serie, que la ha visto y que la recuerda con nostalgia. Quien escribe se ha llevado buenos recuerdos de la serie y situaciones como estas no causan mucha gracia. Nos vemos en otra ocasión.