[Eriol T. Harlaown] Una Niña llamada Ana

“¿Sabe usted lo que hay en un niño que sonríe? Un canto a la vida, un canto a la dicha y un canto al amor”. Julio Martínez.

Cada quien suele seguir con algún particular interés alguna historia, ya sea la haya leído o la haya visto en mas de alguna película. Cada quien puede sentirse representado a través de esas mismas historias, producto del interés que surge de la identificación del personaje con algún mínimo pasaje de la vida. Estos factores permiten ayudar a que esta historia se convierta en algo que motive a seguirla con devoción, con respeto y un ápice de cariño.

Se que muchos en los últimos días, aquellos que me siguen por las redes sociales me han visto hacer mención de la serie “Ana de las Tejas Verdes” de 1979, derivada del libro escrito por Lucy Maud Montgomery y magistralmente animada por el estudio Nippon Animation para el contenedor infantil del World Masterpiece Theater de Fuji TV. Esa historia que parte con una niña sentada en una estación, de aspecto raquítico, cabezona, con pecas y con un cabello de un particular color rojo. Esa historia en donde una niña huérfana  de nombre Ana Shirley, llega al corazón de los dos hermanos que componían la familia Cutberth en el pequeño pueblo de Avonlea.

Ana. De la Estación a un Nuevo Hogar

Muchas cosas se pueden describir del carácter de esta especial niña que a los once años llega al pueblo de Avonlea, en la Isla Príncipe Eduardo de Canadá. Era la época del auge del ferrocarril como medio de transporte innovador de la época, y es de ese modo como esta pecosa niña comienza su historia.

Y tal como frasea el primer episodio de la serie animada, Matthew Cutberth se llevó una gran sorpresa al encontrarse con una niña, en lugar de un niño como lo habían solicitado al orfanato de la Sra. Spencer, pues entre los hermanos componentes de la familia (Marilla y Matthew) existía la necesidad de un muchacho que sirviera a las labores de la granja de la familia dada la edad de ambos. Sin embargo, ese error fue el punto de partida para una serie de experiencias que permiten moldear el carácter y los sueños que a base de la disciplina de Marilla, el afecto de Matthew y la compañía de su mejor amiga Diana Barry, serán el sostén de su vida en los 6 años que transcurren de la historia. Y es que si existe una particularidad en este relato, es que puedes ser testigo del crecimiento y la formación de la pequeña Ana.

En un comienzo, se puede ver a una Ana pequeña, excesivamente delgada y con un carácter bien peculiar. Un carácter que llamó la atención de su nueva familia que se encontró con una niña habladora y con una imaginación que se expandía rápidamente por cada rincón del gran fundo de los Cutberth y del pueblo en que estaba inserto. Es por ello que una frase se acuña en la actitud de Ana: eso a lo que le gustaba “todo aquello que diera espacio a la imaginación”. De hecho en el principio de la animación se puede visualizar algunos elementos que salen del convencionalismo de un mundo real, como pequeñas hadas o duendes los que vivían en ese gran imaginario que componía la mente de la pequeña pelirroja.

Pero no solo de las fantasías de esta infante se cuenta en esta historia, también existe la convivencia con un entorno que Ana transforma de algo aburrido y tradicionalista en algo mucho más creativo y entretenido. Para ello se hace de la amistad de Diana, una niña vecina de la granja de los Cutberth. Los juegos, las historias, las reuniones y algunas experiencias, ponen a prueba una amistad que en el transcurso de la historia se hace cada vez más sólida. Una vida que le prepara nuevas amistades y una enemistad particular con Gilberth Blythe, un muchacho con quien entabla una férrea rivalidad en su escuela.

Pero, apelando al sentido de la duda de muchos de los que leen mis columnas: ¿Qué tiene de llamativo una historia con todos estos elementos, en algunos casos comunes en alguna serie ya vista por ustedes o por mí?

Los llevo a la frase del inicio. Aquellos que conocen bien Candy Candy pudieron conocer el crecimiento de una huérfana y las diferentes historias que envolvieron su vida. Sin embargo, hay varios atisbos que establecen diferencias con la historia de Keiko Nagita y Yumiko Igarashi.

Durante el transcurso de la historia se puede ver una evolución del personaje principal (Ana) desde que llega a la hacienda de los Cutberth a los 11 años de edad. Durante ese trayecto se pueden ver procesos de enseñanza que van desde las estrictas reglas de una familia conservadora protestante, pero saliendo de algúnos cánones rígidos, lo que marca una clara diferencia con otras historias. Existe un proceso de formación intelectual reciproco entre el hogar y la escuela. De hecho, Ana tiene como modelo a seguir a dos mujeres clave en su vida: su Maestra de Escuela y la Esposa del Reverendo. Es mas, fue gracias a la primera que tomó la decisión de ingresar al prestigioso Queen’s College (Hoy Universidad de Queen’s) para realizar su enseñanza normalista y titularse de Maestra. Pero también es clave el apoyo de su familia, la cual le apoya en todo sus proyectos, como también de algunas personas cercanas, como la familia de su mejor amiga Diana.

También se puede ver una extraordinaria evolución física del personaje, algo que se demuestra gráficamente en la animación realizada por Nippon Animation en donde este proceso se lleva casi de manera natural. Explicado de mejor manera, al ver la animación uno se enfoca tanto en la personalidad de Ana que se olvida que ella vive un proceso de crecimiento desde la niñez a la adolescencia. Algo que también viene acompañado de una evolución psicológica de Ana en ese proceso.

Un Paralelo con Nuestra Sociedad

Es inevitable no hacer comparativos con la sociedad actual. La gran pregunta que me hago tras ver esta serie es ¿Cómo se forman los niños de hoy en día?

Si de algo se caracteriza la obra de Maud Montgomery es el riguroso estilo de vida de las personas, específicamente del campo en los tiempos del 1890. Algo que en mi país en específico, aún sigue existiendo principalmente en las zonas más extremas del país. Un estilo de vida rustico, constituyente en levantarse antes de los primeros rayos del sol, un trabajo intenso durante el transcurso del día y dormir apenas el sol se pone. Y si bien el ambiente familiar en que se vio envuelta la vida de Ana en ese tiempo fue bastante estricto por las enseñanzas de Marilla Cutberth, existió un apoyo irrestricto a todo lo que constituía la formación personal de la pequeña pelirroja que con el paso del tiempo evolucionó a un cariño maternal.

Otro elemento presente dentro de la historia es el rol de la educación rural en la formación personal de la pequeña Ana. Si bien en los últimos 25 años este tipo de educación ha ido a la baja en su matrícula producto de la mayor emigración de las familias a sectores urbanos, esta aún sigue existiendo con matrículas que incluso llegan a ser de 4 niños por establecimiento. La labor admirable de los docentes que trabajan en esas escuelas queda de manifiesto en la historia de la profesora de Ana, la Srta Muriel Stacy, cuyo carácter energético e innovador fue el aliciente para que la pequeña pelirroja tomara la decisión de convertirse en maestra e ingresar al prestigioso Queen’s College. Para conseguir ese objetivo de vida, inició una constante dedicación a los estudios con el fin de lograr ser la primera de su clase, lo cual le valió una curiosa rivalidad con Gilbert, un travieso y llamativo compañero que la trató de “Zanahoria” por su pelirrojo cabello y que provocó el inicio de una curiosa enemistad.

Con todos estos elementos presentes, podemos formular algunas preguntas respecto a cómo los niños se forman tanto el su hogar como en el establecimiento educacional al que asisten. ¿Cómo se forman los niños hoy en día en sus respectivos hogares? ¿Cómo se forman los profesores en las distintas Universidades, y principalmente hoy cuando se cuestiona la calidad del currículo, principalmente de algunas instituciones consideradas como meras “Fábricas de Títulos”? ¿Se ha dejado de lado la vocación que existía en las antiguas “Escuelas Normales” desaparecidas en la década de los ochenta? ¿Existe una verdadera labor de motivar a los niños a alcanzar sus aspiraciones? ¿Se mira al ser humano como una persona con metas o solo como un instrumento productivo para alcanzar cifras?

…pero aquí no se termina la historia!!!

La historia animada de Ana de las Tejas Verdes, que contó con la colaboración de Hayao Miyazaki en los episodios desde el 1 hasta el 17, abarca por completo la obra de Lucy Maud Montgomery, esa que muestra a Ana Shirley llegando a la estación, hasta tomar decisiones de vida en momentos difíciles donde requirió hacer ciertos sacrificios. Sin embargo, la autora continúo con la historia abarcando otras edades de la pelirroja niña.

Fue así como la autora escribió otros siete libros más relatando las distintas edades en la vida de Ana, historia que continuaría con “Ana de Avonlea” que cuenta su experiencia como profesora de la misma escuela donde estudió junto con su amiga Diana. Y así suman y siguen los cuentos, pasando por “Ana de la isla”, “Ana de los Álamos Ventosos”, “Ana y la Casa de sus Sueños”; “Ana de Ingleside”, “El Valle del Arco Iris” y “Rilla de Ingleside”, este último libro que relata la historia de la menor de las hijas de Ana y con un acento especial a los sucesos que marcan la “Primera Guerra Mundial”.

Pero mas allá que aún no se haya dedicado una animación a la historia posterior de Ana, el estudio de animación Nippon Animation si realizó una nueva producción para el mismo World Masterpiece Theater de Fuji TV. Se trata de “Ana, antes de Tejas Verdes” (2009), historia orientada a su vida antes de llegar a Avonlea a vivir con los Cutberth. En ella se describen las tribulaciones que vive en su infancia, las mismas que cuenta a Marilla mientras viajan de vuelta al orfanato cuando esta se decidía a devolverla por el error de la Sra. Spencer por no haber traído al chico que requerían.

Y por supuesto, no debemos dejar atrás la película live action de 1985 hecha para la televisión, producida por Canadian Broadcasting Corporation y dirigida por Kevin Sullivan, la cual consta de dos partes de 90 minutos y que tuvo una excelente acogida en el público.

Nuestras aspiraciones: Un deseo

Si existe una enseñanza detrás de esta historia es que cuando existe la motivación, el apoyo, la inspiración y la voluntad, mucho se puede lograr. Cuando niños en muchos casos hemos experimentado ese temor al crecimiento, a la incertidumbre de lo que nos preparan los días que vienen. Y así como la animación me mostró la naturalidad con que se da ese proceso, también me permitió mostrar un camino que a veces cuando se recorre, se encuentran cosas que no siempre permite ver lo bueno del camino.

Las experiencias permiten modelar caminos, rutas de navegación y deseos que si bien no son el ciento por ciento alcanzables, pueden ser lo más aproximables a ello. Y así como Ana tuvo que tomar a los 16 años una dolorosa decisión por el bien del entorno que la acogió, cada uno de nosotros en algún futuro cercano nos veremos en la necesidad de renunciar a algún deseo propio por el bien de alguien querido.

Date cuenta que aún queda mucho por aprender, que en algún momento tal como una niña pelirroja tuvo que experimentar situaciones, tu también las tuviste, las tendrás que conocer o las conocerás por medio de otro ser querido que nazca de tu entorno.

¡Nos vemos en otra ocasión Ana!