No Apta Para Otakus
Por
Sebastian Paris
el
12.8.10
Un fanático otaku hace que su vida se convierta en un idealismo e ideología expuesta por su forma de "razonar" muy particular. Que sus deseos por ser un personaje de animación se convierta en su principal objetivo y son estás minuciosas formas de pensar las que transforman personas en integrantes primordiales de subculturas que llevan consigo más que un legado de personalidad, llevan un legado de consumo hilarante —Siendo la primera característica su interminable tiempo libre—
Como todo fanatismo y exageración, estas subculturas también son perjudiciales, tanto para la sociedad, como la cultura y el mismo individuo pues tomar ciertas decisiones y comportamientos sin dejar de fantasear —bajo el criterio inducido de los medios—, convierte el anime en cosas para niños, en violencia y discriminación por parte del circulo que compete a dicha subcultura ya que dejan de pensar de forma individual para pensar de forma colectiva, mientras excluyen al resto de la sociedad y es allí dónde sus participantes pierden la exclusividad, y la personalidad con la que tanto orgullo expresan en las calles. Aún comportándose como las masas, afirman ser únicos e inigualables, terminando por convertirse en clones que se reúnen de forma estratégica en lugares particulares de las ciudades donde habitan.
La subcultura otaku entre otras subculturas basadas en la animación y cultura japonesa que se han creado bajo el criterio de algo diferente, no son, ni siquiera cerca, una copia o remuneración de la cultura Japonesa —Y mejor que no lo sean ¿imaginen que amenacen de muerte a Shakira por dejar de ser una loba?—. La vida de un japones sea joven o adultos, es diferente, e inalcanzable por el simple hecho de que sus vidas son más intensas adaptadas a su medio interactivo, que por cierto la cultura latinoamericana no experimenta. Entonces ¿por qué perder nuestra identidad latinoamericana? ¿tan solo por intentar ser diferente? ¿por adoptar costumbres que no son las nuestras? aún más cuando se desconoce realmente como funciona su cultura; y la consecuencia más desafortunada para todos nosotros, es qué el simple hecho de ver anime, nos pone en puntos de comparación con estos personajes de consumo irracional, por la misma postura general que toma la sociedad frente al tema. Haciendo que el anime sea cosa de niños —y la verdad es que no los culpo— Así cómo el cigarrillo y otros vicios, la exageración y el fanatismo hacen daño y solo tergiversan lo que es el anime como tal: Simple entretenimiento.
Si conocen alguna de estas persona fanáticas que haga de su entretenimiento una forma de vida, salúdenla de mi parte, porque vivir en lo entretenido es una cosa difícil —Y de mi entera "admiración"— aún más cuando se crece y la esencia de la diversión se convierte en obligación. Tal ves estas personas en un futuro, terminaran trabajando como libretistas intentando plasmar su vida en los diálogos y doblajes, o en una tienda de comics vendiendo e intentando convencernos de vivir el comic de forma literal como la mejor forma de leerlo.