[Columna] Outsourcing: La producción multicultural de la animación televisiva

Por el 23.2.22


No es secreto para nadie que el proceso de animación es uno bastante complicado, tanto que a veces perdemos la perspectiva de lo largo y cansino que puede llegar a ser. Y aún así, incluso quienes lo saben no están consientes de algunas de las practicas que se deben de llevar a cabo para poder tener listo un producto a tiempo.

En la actualidad, debe ser demasiado común pensar que un sólo estudio debe de llevar a cabo todo el proceso (tanto creativo cómo técnico) de un producto animado. Nada más lejos de la realidad. Para hacer, digamos, una película animada, varias veces los estudios tienen que recurrir a otras compañías para hacer ciertas tareas en un nivel netamente técnico. Por ejemplo, los efectos de sonido y la música se llevan a cabo en un estudio de sonido ajeno, la voces en otro, etcétera. Sin embargo, cuándo hablamos del mismo proceso de animar, la cosa se vuelve muchísimo más complicada.


Aunque suene contradictorio, en la actualidad, varios estudios de animación sólo hacen "animación clave", encargándose mayormente del proceso creativo. Cómo resultado, las tareas de animación más generales son llevadas a cabo por estudios externos. Por ejemplo, en el cine es común que los estudios recurran a aliados cercanos para así completar los procesos de animación (Disney y Pixar se ayudan mutuamente en éstos procesos, al mismo tiempo que durante los 90 existió una división en Florida dentro de Disneylandia creada con éste fin, mientras que Sony Pictures Imageworks es la que crea la animación de las películas de Sony Pictures Animation, y en Japón dentro de varias películas animadas los estudios piden ayuda a su competencia para ciertos efectos visuales). Sin embargo, en la televisión la cosa cambia considerablemente. Dado que ése ámbito es mucho más barato y con tiempos más estrictos, la animación debe adaptarse a ésos costos para hacerse de un espacio en la señal de un canal o en el catálogo de un servicio de streaming.


Cómo resultado, un estudio que se dedica a la animación televisiva tiene que hacer igual que los estudios cinematográficos: encontrar apoyo. Sin embargo, en una gran diferencia con sus hermanos mayores, los estudios televisivos no buscan un aliado cercano, si no más bién uno lejano, con intereses y necesidades similares, pero que de alguna manera hacen el proceso de animación mucho más práctico. Es ahí donde los estudios de animación recurren a la práctica del outsourcing; es decir, contratan a sus contrapartes extranjeras para así llevar a cabo el principal proceso de animación. Y contrario a lo que deben de estár pensando, ésto no es una práctica aislada, y más bién es una ley no escrita "promulgada" en Estados Unidos desde los 70s, en Europa desde los 80s y en Japón desde los 2000s. Y es gracias a éste estilo de producción multicultural que la televisión animada funciona y es rentable cómo negocio. De ésta manera, gran parte de las series animadas que ustedes vieron en la televisión y actualmente en servicios de streaming son en esencia co-producciones entre distintos países, casi siempre involucrando a Estados Unidos, Japón, Corea del Sur, Taiwán y/o algún país de Europa. Síganme y aprendamos el cómo se llegó a ésto y cómo funciona.


Un proceso nacido de la transición a un nuevo medio


Antes de explicar cómo es que funciona éste estilo de producción, es necesario remontarnos a varias décadas atrás para ver el por qué de recurrir a ella. Para las décadas de entre los 20s y los 50s, la mayor parte de la animación estadounidense (y en general del mundo) era realizada con un alto presupuesto para los cines, con diversos cortometrajes hechos año con año que se exhibían antes de los largometrajes o erán incluidos en cintas compilatorias, que además de cortos animados incluían cortos con actores reales, seriales (que erán cómo las series de televisión actuales, pero en el cine), noticias, en fín, la TV antes de la TV. Fue así que varios personajes icónicos del medio nacieron, mediante la pantalla grande; Mickey Mouse y compañía, Bugs Bunny y el resto de los Looney Tunes, el Pájaro Loco, Tom y Jerry, Droopy y las primeras versiones animadas de Popeye y Superman. Fueron estudios cómo Walt Disney Pictures, MGM, Fleischer Studios y Warner Bros. los encargados de darle vida a éstos personajes con sudor y lágrimas, con cortos hechos al 100% dentro de sus estudios. Sin embargo, todo estaba por cambiar con el nacimiento de un nuevo medio.


La llegada de la televisión en los años 50s cambió en mucho sentidos el panorama de las artes audiovisuales en más de un sentido, y si bién en Latinoamérica no sería hasta finales de los 60s y mediados de los 70s que el medio tomaría forma en América Latina, en los Estados Unidos ya era común para 1955 que varias casas, por no decir la gran mayoría, contara con algún televisor. Es así que todo el mundo quería formar parte del medio de una u otra forma. Fue ahí que los estudios vieron que gran parte de su filmografía de cortos tenían demanda para llenar la programación de los distintos canales con contenido de calidad. En la práctica, cuándo un estudio vendía el derecho de transmisión de uno de sus cortos a un canal, le ganaban el 90% de lo que generaba (o generó) en el cine, pero sin costos de producción. Cómo resultado, los estudios llegaron a la conclusión de que mantener con vida a sus estudios de animación ya no tenía sentido en el largo plazo (error), por lo que sin mediar palabras (y con la gran excepción de Disney, quiénes mantuvieron abierto su estudio para la realización de largometrajes) los ejecutivos llamaron a los encargados de sus divisiones animadas por teléfono y básicamente les dijeron "¿Sabías que el trabajo que tu división ha hecho por 30 años nos genera más plata en la TV que ahora? Bueno, cierra el estudio, despide a todos y deja tu carta de renuncia para el fin de semana en mi oficina."


En lugar de agarrarle rencor a la TV, Joe Barbera (izquierda) y Bill Hanna (derecha) decidieron sacar provecho de la nueva era.


Ante ésta nueva realidad, varios artistas del medio se quedarían sin trabajo de la noche a la mañana. Sin embargo, en lugar de resignarse, decidirían fundar sus propios estudios y vender su trabajo al mejor postor. Es aquí donde entran William "Bill" Hanna y Joseph "Joe" Barbera (creadores de Tom y Jerry en MGM), quiénes verían en el mercado que los dejó sin trabajo una nueva oportunidad, fundando así Hanna-Barbera Productions, contratando en el proceso a sus compañeros de MGM. Por supuesto, al momento de hacer la transición del cine a la TV se encontraron con el dilema del presupuesto, algo que no era poca cosa. Para que se den una idea, mientras que para un corto cinematográfico de entre 6 a 10 minutos recibían un presupuesto de entre 7 y 10 millones de dólares, para un episodio de media hora en la TV recibían apenas entre 2 o 3 millones, es decir, el presupuesto televisivo era miserable. En éste difícil escenario se encontraron con que la fluidez de la animación en sí misma se vería seriamente afectada, por lo que si querían tener un público, iban a tener que compensar la fluidez con otros elementos creativos, fue así que se marcaron tres principios para compensar la falta de fluidez visual:


  1. 1) Personajes expresivos y llamativos con los cuáles llamar la atención del espectador.
  2. 2) Actuación de voz de calidad que le de una nueva vida a los personajes.
  3. 3) Guiones divertidos e ingeniosos para mantener la atención ganada por los puntos anteriores.

Fue con ésos principios que dos de sus primeras series; El Show de Huckleberry Hound y Los Picapiedra, tuvieron un rotundo éxito durante los 60s, abriendo así las puertas para los nuevos estudios de animación para entrar en éste lucrativo negocio. Con el éxito llega la competencia, con ellas llega la demanda, con la demanda aumenta el trabajo, y con el trabajo se llenan las manos (de acuerdo con Joe Barbera, mientras que en MGM hacían 5 o 6 cortos de aproximadamente 7 minutos al año, con Hanna-Barbera hacían un episodio de media hora por semana). Éso sumado al bajísimo presupuesto dió lugar a que los estudios tuvieran que ingeniarselas para poder tener listo a tiempo toda la carga de trabajo que requiere la animación (más aún con los tiempos estrictos de la televisión). Fue ahí cuándo para la producción de El Show de Rocky y Bullwinkle y Amigos, Jay Ward Productions estableció un método de producción para entonces inusual; mientras que las voces, sonido, guión y diseño de la serie y personajes se mantendría en Estados Unidos, el proceso de animación se llevaría a cabo en otro país, ésto para acelerar el proceso de producción y además para abaratar costos gracias al cambio de valor de la moneda (los venezolanos y argentinos saben de ésto). En el proceso, el estudio elegido agregaría a su currículum experiencia y producciones de renombre, por lo que la idea era un ganar-ganar.

El Show de Rocky y Bullwinkle y Amigos marcó un precedente para la animación televisiva.

Originalmente éste proceso se iba a llevar a cabo en Japón (al final, su industria estaba creciendo y series de Osamu Tezuka cómo AstroBoy y Kimba: el León Blanco ya se emitían en Estados Unidos con éxito), pero cuándo Pat Ward, hermano del creador Jay Ward, fue a ver cómo se "armaba el estudio" en el que ya habían invertido un adelanto, se encontró con un terreno baldío con materiales de construcción y un par de señores japoneses en traje esperándolo. Resulta que la barrera del idioma no le hizo saber que el adelanto era para "armar el estudio" desde cero, no equiparlo con materiales de animación y artistas. Ante ésta situación, y en lo que se armaba el estudio, tuvieron que mandar a hacer la animación en los estudios Gamma de México, y cómo para ése momento no había experiencia alguna en animación en la nación azteca, el resultado final estuvo por debajo de lo que ya para ésa época era animación limitada. Aún así, el éxito crítico y económico de la serie gracias a su novedosa comedia hizo del experimento un éxito, haciendo que al igual que con Hanna-Barbera, el resto de la industria le siguiera el paso con éste estilo de producción (incluida la misma H-B).

La supremacía asiática

No pasó mucho tiempo para que la mayor parte de la industria animada televisiva decidiera optar por el outsourcing para llevar a cabo sus producciones. Por lo general, era común mandar a hacer el "trabajo sucio" a países de Europa, Asia o a los países fronterizos de México y Canadá. Sin embargo, y con el tiempo, ésta práctica comenzó a aislarse casi por completo a Asia debido a que el mundo occidental comenzaría a masificar la producción creativa de su industria animada (con la excepción de México, que con el tiempo fue dejada de lado debido a que Asia tenía un cambio monetario más barato y porque garantizaba una mayor calidad, sin animo de ofender a mis hermanos mexicanos, pero ésto es historia). De éste dominio, Japón y Corea del Sur sacarían el mayor provecho y serían las más beneficiadas.

La técnica de Japón

Un estudio pionero en la técnica del outsourcing fue sin duda alguna Rankin/Bass Productions, la cuál es recordada con mucha añoranza en Estados Unidos por sus numerosos especiales de Navidad animados (tanto en animación tradicional cómo stop-motion), entre los que podemos mencionar a Rudolph: El pequeño reno, Frosty: el Muñeco de Nieve y Santa Claus llega a la Ciudad. Otras producciones conocidas del estudio incluyen El Show de King Kong, ThunderCats: Los Felinos Cósmicos y las películas para TV El Hobbit y El Retorno del Rey (basadas en las historias de la Tierra Media de J. R. R. Tolkien). En general, algo que caracterizó a todas y cada una de las producciones del estudio es que fueron co-producidas en Japón por estudio locales, incluyendo a Toei Animation, Mushi Productions (el primer estudio de Osamu Tezuka) y Topcraft (la predecesora de Studio Ghibli), entre otros, con sus producciones stop-motion siendo animadas por MOM Productions (a su técnica de animación stop-motion le llamarían "Animagic"). Ésto incluso llegaría al punto de que sus producciones con actores reales (live-action) también fueron co-producidas en Japón, cómo lo son los casos de King Kong Escapes (con Toho, que se siente incluso un filme más japonés que estadounidense, siendo incluso dirigida por el legendario Ishiro Honda) y The Last Dinosaur (con Tsuburaya Productions).

Todas las producciones de Rankin/Bass (incluidas las grabadas con actores reales) fueron realizadas junto con estudios japoneses. De izquierda a derecha: Frosty el Muñeco de Nieve (Mushi Productions), El Show de King Kong (Toei Animation), El Hobbit (Topcraft) y Rudolph el Pequeño Reno (MOM Productions).

Ya para los 80s, la gran mayoría de los estudios occidentales mandaban a animar sus producciones a países asiáticos, siendo los más comunes Japón, Corea del Sur y Taiwán, con el continente oriental dominando el mercado del outsourcing durante poco más de 30 años. Notable sería la relación entre Marvel Productions (sí, ésa Marvel) y Toei Animation, la cuál guarda antecedentes en la producción de la serie japonesa de 1977 de Spider-Man, la cuál se vio seguida de Battle Fever J, Denziman y Sun Vulcan (tres series de la saga Super Sentai, versión original japonesa de los Power Rangers, que serían producidas junto con la Casa de las Ideas, usando algunos de sus conceptos en el proceso) y dos películas animadas basadas en las versiones Marvel de Drácula y el Monstruo de Frankenstein. Ésta alianza continuó después de ésas producciones, con Toei produciendo la animación de la mayoría de las series de Marvel Productions, incluyendo Las nuevas aventuras de Spider-ManSpider-Man y sus Sorprendentes Amigos, Los pequeños Muppets, Los Transformers y su película (tras la cuál Toei se iría por su propio lado a producir sus propias secuelas de la Generación 1) y la primera adaptación de My Little Pony. En consecuencia, Marvel aplicaría el principio de "una mano lava la otra y entre las dos lavan la cara" y co-produciría para Toei la serie El Hada Chappy. Sin embargo, Toei no se limitaría a sólo trabajar con Marvel, ya que también harían lo propio con Hanna-Barbera (realizando la animación de Los pequeños Picapiedra) y Murakami-Wolf-Svenson (animando las primeras tres temporadas de la serie de 1987 de las Tortugas Ninja).

La relación Marvel-Toei no sólo nos entregó tokusatsu, también hizo posibles las series ochenteras de Spider-Man (centro-derecha), la Generación 1 de Transformers (centro-izquierda) y la versión original de Los pequeños Muppets (derecha). Marvel le devolvería el favor a Toei durante la producción de El Hada Chappy (izquierda).

Por otro lado, su principal competencia; TMS Entertainment, se consagraría cómo un estudio preferido entre los animadores estadounidenses. Por ejemplo, fue de su alianza con DiC Entertainment que saldrían series cómo El Inspector Gadget, Los Verdaderos Cazafantasmas y Las Aventuras de Sonic (paradójico, considerando que actualmente es compañía hermana de Sega y que luego produciría otras producciones del erizo azul). Con Warner Bros. Animation animarían series cómo Tiny Toons (incluida su película y sus especiales), Animaniacs (incluida la película), Las aventuras de Silvestre y Piolín y Batman: La serie animada (incluida la película co-protagonizada con Superman), así cómo el especial de Navidad de Pinky y Cerebro y la película Batman del Futuro: El regreso del Guasón. También animarían la serie de 1994 de Spider-Man para Marvel y trabajarían con Disney Television Animation en series cómo Las aventuras de los Osos Gummi (junto con Toei), Patoaventuras, Las nuevas aventuras de Winnie Pooh y Chip y Dale al Rescate.

Y hablando de Disney, al ver la calidad con la que los japoneses hacían animación occidental y tras el cierre del estudio Pacific Animation (el estudio que animó a los mencionados ThunderCats), decidirían comprar sus instalaciones, recontratar a todo su personal y fundar Walt Disney Animation Japan, con la cuál no sólo animarían lo que faltara de las series mencionadas, si no que también animarían películas cómo Winnie Pooh: Su gran aventura, La película de Tigger y Peter Pan: El regreso al País de Nunca Jamás, así cómo series cómo Gárgolas y Buzz Lightyear del Comando Estelar. Lamentablemente, éste estudio cerró en 2004 por órdenes de Michael Eisner, quién daba por muerta la animación tradicional, aunque afortunadamente sus artistas retomarían las instalaciones y la refundarían cómo The Answer Studio.

TMS fue uno de los estudios más elogiados por su trabajo en series de DiC cómo Las Aventuras de SonicEl Inspector Gadget (izquierda), de WB cómo Tiny Toons, Animaniacs y Batman TAS (derecha) y de Disney cómo Patoaventuras (centro-izquierda) y Chip y Dale al Rescate, así cómo Spider-Man TAS. WB también trabajó con Mook para las películas en VHS de Scooby-Doo (centro-derecha) con Disney formando su estudio japonés.

Volviendo a Warner Bros. Animation, ellos no dependieron únicamente de TMS, ya que las primeras cuatro películas para formato casero de Scooby-Doo (La Isla de los Zombies, El Fantasma de la Bruja, Los Invasores Alien y La Persecución Cibernética) fueron animadas por Mook Animation, quiénes previamente se habían encargado de la serie de Spawn de HBO. Sin embargo, es aquí cuándo empieza el declive del outsourcing japonés. Para finales de los 90s e inicios de los 2000s comenzaría a crecer la demanda por series japonesas originales, ésto debido al éxito en Estados Unidos de series cómo Pokémon y Yu-Gi-Oh! en el canal The WB, Digimon en Fox y Dragon Ball Z y Sailor Moon en Cartoon Network (aunque la animación japonesa ya tenía un mercado internacional en varias partes del mundo, incluyendo Estados Unidos y Latinoamérica, fue en éste punto que se volvió una industria masiva al nivel de su contraparte estadounidense).

Con el éxito llega la competencia, con ellas llega la demanda, con la demanda aumenta el trabajo, y con el trabajo se llenan las manos (¿suena familiar?), y cómo resultado, ya no había espacio para poder hacerle la tarea a otros (a éso hay que sumar que con vender sus propias series ganaban predeciblemente mucho más que haciendo outsourcing, por lo que no es nada extraño que dejaran de lado el mercado). Ésto llegó al punto de que desde los 2000s hasta la actualidad los japoneses también practican el outsourcing, mandando a animar sus producciones a países cómo Corea del Sur, Filipinas y hasta Estados Unidos (hoy día existen estudios dedicados únicamente al outsourcing, cómo Studio Yotta de Washington D.C, donde se animan varias secuencias importantes de Digimon Ghost Game).

Para los 2000s, era raro encontrar una animación estadounidense que fuera animada en Japón. Los únicos ejemplos notables de ésa década serían X-Men: Evolución y Hulk Vs. de Marvel (animadas por Madhouse) y Transformers Animated de Hasbro y Cartoon Network Studios (animada por Studio 4°C). Pero para la década siguiente ocurriría algo inusual; mientras que el outsourcing japonés para animación tradicional seguiría siendo escaso (sólo Planeta Hulk, la serie de 2011 de ThunderCats y la mitad del Segundo Libro de La Leyenda de Korra serían animadas en Japón por Madhouse, Studio 4°C y Pierrot respectivamente), el outsourcing de animación en CGI aumentaría considerablemente gracias a Polygon Pictures, quiénes se encargarían de series cómo Tron: La resistencia, Transformers Prime y la trilogía de La Guerra por Cybertron y Star Wars: La Guerra de los Clones (temporadas 3 a la 6) y La resistencia. Fuera de éso, lo más que hacen actualmente los estudios japoneses es animar secuencias precisamente inspiradas en sus producciones originales. Aunque ya quedaron bien atrás los tiempos en los que el outsourcing japonés era la norma, sí es necesario recordar lo importante que fue para que varias series influyentes terminaran siendo lo que fueron.

Reel de animación de Toshihiko Masuda, animador japonés que trabajó en varias de las series mencionadas en éste articulo.

El actual dominio de Corea del Sur

Seré breve; hablar de animación televisiva occidental y japonesa en la actualidad es básicamente hablar de animación surcoreana. Casi todas las series animadas hechas desde la segunda mitad de los 90s en Occidente y más de la mitad de las hechas en Japón desde los 2000s han sido animadas en Corea del Sur. Sin embargo, es necesario resaltar que su actual dominio de la industria no llegó de la noche a la mañana. Para los 80s, los estudios coreanos  tenían una fuerte competencia de parte de los japoneses y los de origen taiwanés (éste último animando muy poco desde los 2000s), y dado a que su trabajo para entonces dejaba mucho que desear (comparen las temporadas animadas en Corea del Sur con las animadas en Japón de Transformers G1 y sabrán a lo que me refiero), por lo general erán evitados cómo la lepra. Aún así, la situación mejora empezando los 90s, cuándo se les da la oportunidad de animar series importantes, en varios casos auxiliando a los estudios japoneses (de hecho, algunos episodios de las series de Warner animadas en Japón fueron animados en Corea del Sur para hacerle más ligero el trabajo a los japoneses, con estudios coreanos cómo Dong Woo Animation y Koko Enterprises siendo en realidad divisiones coreanas de los estudios japoneses Studio Gallop y TMS, y fue en ésos estudios donde se han animado gran parte de las series de la misma Warner y de otras productoras desde los 2000s).

Aún así, la calidad seguía palideciendo en muchos aspectos frente a los trabajos animados en Japón, especialmente en lo que se refiere a los colores y uso de las sombras, que en comparación hacían de la animación coreana algo más plano. Por ejemplo, mientras que el trabajo del estudio AKOM en series cómo la adaptación de 1992 de X-Men tenían una animación bastante decente, sus episodios del Batman del mismo año le siguen dando pesadillas a Bruce Timm. Aún así, con la llegada de Rough Draft al negocio, el panorama cambió considerablemente. Éste estudio empezó primero con El show de Ren y Stimpy y la cuarta temporada de Los Simpson, y gracias a su gran calidad, los coreanos no han parado desde entonces. Para que se den una idea, éste y otros estudios cómo JM Animation, Studio Mir y los estudios previamente mencionados han animado casi todas las series de Nickelodeon (incluyendo toda la franquicia de Bob Esponja y Avatar), Cartoon Network (incluyendo la totalidad de las franquicias de Las Chicas Súperpoderosa, Ben 10 y Hora de Aventura) y Matt Groening (incluyendo Futurama y Desencanto).

Sin embargo, es para los 2000s que se termina de consagrar su ubicuidad en la industria. Tras la salida silenciosa de Japón del outsourcing, Corea del Sur quedó cómo la mejor opción para éste trabajo. A su vez, la entrada del nuevo milenio coincidió con la llegada de la colorización digital de la animación a la TV, la cuál le quitó un gran peso de encíma a los animadores, quiénes ya no tenían que animar con "cels" (láminas de plástico transparente en la que se dibujaban y pintaban a mano cada fragmento de animación), si no que ahora sólo se animaba en blanco y negro y los colores se agregaban después, dándole ahora más prioridad a la fluidez de la animación. Así, la animación surcoreana subió de nivel, lo que sumado a que ahora los japoneses también necesitaban de sus servicios, terminaron de poner a Corea del Sur en un pedestal del que probablemente no vaya a bajar en un buen tiempo.

Corea del Sur ha sido la segunda cuna de varios de los iconos nacidos desde los 90s en adelante. Algunas de las franquicias que han sido animadas por el talento surcoreano incluyen a (de izquierda a derecha) Los Simpson, Las Chicas Súperpoderosas, Bob Esponja y la saga de Avatar.

Una actualidad multicultural

Actualmente, aunque Corea del Sur domina el mercado del outsourcing, éso no quiere decir que sea el único país en practicarlo. Cómo ya mencioné, actualmente hay varias series en CGI que se animan no sólo en Corea del Sur y Japón, también hay varias producciones animadas en India, Taiwán y hasta nuestra Latinoamérica. En cuánto a animación tradicional, también existen alternativas en países cómo Australia (donde se animaron El ascenso de las Tortugas Ninja y Glitch Techs) y Filipinas (donde se animan gran parte de las producciones de Toei, incluyendo Dragon Ball, Sailor MoonDigimon y One Piece), y en general, varios pequeños estudios empiezan aportando su talento mediante ésta técnica de producción a compañías más grandes para luego subir de nivel y contar sus propias historias. Por supuesto, quisiera aclarar que ésto no quiere decir que no hayan producciones hechas al 100% en sus países de origen, ya que también existen muchas producciones realizadas con animación digital bidimensional que son hechas completamente "en casa" (cómo South ParkThe Loud House y Los Jóvenes Titanes en Acción).

También, el outsourcing no es sinónimo de que los creadores de la historia no intervienen en el proceso de animación, ya que no sólo deben supervisar todo el proceso de pies a cabeza, si no que también ellos mismos animan varias secuencias clave muy importantes que no pueden confiarles a animadores en otro país. Finalmente, el que una producción involucre a compañías de varios países, no quiere decir que todas intervengan en la producción creativa o técnica. Véase el caso de Miraculous: Las aventuras de Ladybug, donde Toei Animation es acreditada cómo una compañía productora, pero su rol se limita únicamente a la producción ejecutiva, supervisión creativa y distribución de la serie en Japón, con el trabajo creativo y técnico llevándose a cabo en Francia y Corea del Sur respectivamente.

Y bueno, éso es todo por ahora. Espero que con ésto aprendieran algo que siempre está implícito en la producción de cualquier animación: nada es lo que parece. De ésta manera, sabremos agradecer no solamente a las personas detrás de las historias y los personajes, si no también a aquéllos que a veces sin recibir ningún tipo de crédito, son los que se encargan de que nuestros héroes ficticios cobren vida. Espero que hayan disfrutado el leer éste artículo cómo yo al escribirlo. Y díganme, ¿cómo se sienten ahora que saben todo ésto, o ya lo sabían? ¡Expresen todo lo que piensen con libertad en los comentarios!

¡Nos vemos!

©2022 Adrian Sandoval