Manga es cancelado en Japón tras censura por tratar temas de religión

Por el 14.4.22

Según informaciones de la web japonesa Yomitai, el web manga "Kami-sama" no Iru Ie de Sodachimashita ~Shūkyō 2-Sei na Watashi-tachi~ (Una vida en casa con Dios ~Nosotros los niños nacidos en la religión~) que se publicaba virtualmente en la plataforma desde septiembre de 2021 ha sido cancelada a petición de la propia editorial Shueisha.


Los motivos alegados fueron, en palabras de los portavoces del departamento de publicaciones, "contenidos que ofenden la fe de un grupo religioso concreto" y "verificación insuficiente de los hechos tratados en los capítulos", respectivamente. La obra contaba entonces con cinco capítulos, con su quinta, y última, publicación siendo retirada de circulación en base a la primera justificación, y los demás también salieron de la circulación desde marzo, cuando fueron retirados en base a la segunda. Se ha especulado que el responsable de la cancelación fue un grupo religioso llamado Happy Science (Kofuku No Kagaku), que ha ido cobrando fuerza y ejerciendo cierta influencia en los medios de comunicación japoneses, llegando a tener el control de un partido político, aunque el nombre de dicha institución no aparece en ninguna declaración oficial sobre el evento.


El libro fue escrito por Mariko Kikuchi y trataba en formato de antología diferentes historias sobre las percepciones y las vidas de niños que nacieron en familias que seguían determinadas religiones que acabaron adhiriéndose a la fe que seguían sus padres y familiares, independientemente de su propia comprensión y elección sobre las creencias y prácticas adoptadas. Para elaborar el tema de la publicación, la autora se basó tanto en su propia experiencia vital como en numerosas entrevistas con antiguos miembros de diferentes grupos religiosos.


Según declaraciones reveladas por Kikuchi a la revista japonesa FLASH, los problemas con su trabajo comenzaron cuando su editor le pidió que modificara las ilustraciones referidas al altar y a la institución que aparecían en el último capítulo. Posteriormente, Kikuchi fue informada de que tendría que revisar todos los capítulos publicados hasta el momento y de que el relato de una sola persona entrevistada no podía aportar suficiente información para una investigación adecuada, pero no obtuvo respues cuando preguntó al equipo editorial cuántos testimonios serían necesarios para que la información recogida se considerara válida.


Descontenta con la situación, Kikuchi se negó a modificar lo que ya había hecho y pidió por su cuenta el cese de sus actividades, argumentando que percibía las órdenes que le llegaban como un intento de suprimir lo que decían los miembros de los grupos religiosos que se abordaban en el manga que se estaba produciendo. También dijo que la intención de la publicación no era criticar a los grupos retratados, sino dar forma a los relatos de las experiencias personales de quienes se relacionaron con ellos en algún momento, y que en estas circunstancias le parecería extraño que alguien mostrara demasiada consideración hacia una u otra religión, indicando incluso que la propia Shueisha consideró en un primer momento "irracional" la actuación de los responsables y subrayando que no estaba autorizada a mencionar públicamente a los denunciantes ni siquiera lo que sustentaba las reclamaciones.


La autora también engrosó su crítica al señalar que tratar el tema de la religión se ha convertido en un tabú en el país y al oponerse firmemente a la idea de alterar un relato personal para incomodar a cualquier grupo que pueda sentirse ofendido, comentando también que la idea de que es imposible abordar un determinado tema es una clara indicación de que el concepto de "libertad de expresión" que se entiende generalmente ya no existe, pero agradeció la seguridad que le ofreció Shueisha frente a posibles acciones legales, aunque lamentó que no se pudiera hacer lo mismo en relación con su creación.


Cuando Flash solicitó un comentario sobre el asunto, Happy Science, a través de su departamento de relaciones públicas, comunicó que estaba al tanto del manga producido por Kikuchi y que contenía, según sus palabras, "numerosas inexactitudes de hecho", una representación injusta y negativa de sus prácticas y doctrinas, y una confusión de la búsqueda de la independencia de los individuos de sus padres con la forma en que abordaban el ejercicio de la fe religiosa", pero se defendió de las acusaciones de censura ratificando que Shueisha habría tomado sus decisiones de forma independiente, y sin influencia de miembros o líderes de la institución.