Opinión: Pinocho de Guillermo del Toro

Por el 14.12.22

Finalmente la versión de Guillermo del Toro sobre el muñeco de madera que cobra vida se estrenó en Netflix. La historia que conocemos, nos llega con un nuevo enfoque, donde Pinocho no desea convertirse en ese niño de verdad, sino, ser un espíritu libre, aventurero, mientras descubre sus emociones humanas mientras se aventura a hacer lo que él desea.



Gepetto vivía tranquilamente en un pueblo italiano con su único hijo, su tesoro. La película nos muestra que Gepetto construyendo un Cristo para la iglesia del pueblo mientras su hijo ayuda. Sin darse cuenta, la Primera Guerra Mundial comienza y todo el conflicto parece lejano hasta que, por error llega un bombardeo que separa a padre e hijo.

La única salida para el anciano es el alcohol y, después de estar años ebrio y sufriendo la soledad, desea traer a su hijo de vuelta y lo único que pude hacer es crear un muñeco. Es cuando conocemos a quien le ayudará en su camino, Sebastián, un grillo que empezó a vivir en el árbol que se utilizó para darle forma a Pinocho.

Un espíritu le dará vida al muñeco dándole el nombre, pues ha estado observando a Gepetto y no desea verlo en soledad. Encarga al Grillo la tarea de ayudarle cuando se necesite. Así, a la mañana siguiente la historia comenzará para ambos, donde la Guerra ahora está más presente que antes.

Desde el principio se nos plantea que Pinocho tiene nulas expectativas de obedecer a su padre, la curiosidad es enorme. Quiere descubrir, probar y verlo todo, lo que hace que ser obediente no sea su prioridad.

La mezcla de guerra y religión a lo largo de las dos horas, nos hace cuestionar algunas verdades. ¿Porqué veneran a un Cristo de manera y a él lo no? Hasta lo tratan como algo diabólico. SI uno lo piensa bien, si hubieran dado vida a ese Cristo, lo hubieran considerado milagro.

Sabemos que la guerra es cruel, que no debería existir. En esta ocasión no da un drama porque no debería existir. Acepta que sí, existe, aunque no lo deseemos y hasta logra burlarse de Musolini a su manera. Además de la problemática de los deseos del padre y la cobardía del hijo cuando sus creencias chocan.

Hablando de la música, hay melodías cantadas. En ocasiones se sienten que no quedan, no todas, pero dentro de todo, da una fluidez donde sería pesado si las quitamos.

Dentro del género de animación, es agradable ver que aún se tiene la dedicación de crear animaciones del estilo stop motion, con un guion que difícilmente se olvidará y que renueva la historia que ya se contó demasiadas veces.


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