[Reseña] The Elder Scrolls IV - Oblivion Remastered: Un estándar impecable para los "remasters"
Hablar de The Elder Scrolls es hablar de una de las sagas más icónicas de los videojuegos en la actualidad; cada una de sus entregas cumple con un estándar de ambición y compromiso con darle a los jugadores experiencias RPG robustas, interesantes, así como atrapantes y divertidas de descubrir.
Una de las favoritas de todos los tiempos, es la cuarta entrega “Oblivion”. Misma que en 2006 destacó y significó un peldaño en el intento por cimentar a la franquicia en el gusto popular.
Este año, su versión remasterizada fue anunciada y lanzada el mismo día, un 22 de abril, y desde este “shadowdrop” se supo que este no sería un simple “port HD”. Oblivion Remastered nació en medio de la sorpresa general: sin bombos ni platillos. Bethesda y Virtuos nos devolvieron a Cyrodiil con la promesa de que sería mejor que nunca. En menos de una semana, el título atrajo a más de 4 millones de jugadores ansiosos por explorar el mundo original con gráficos y mecánicas actualizadas.
Ese lanzamiento inesperado rompió el paradigma de calendarios en la industria, capturando tanto a veteranos nostálgicos como a nuevos entusiastas, pero con una fuerte duda de si este lavado de cara sería bien logrado y suficiente como para “revivir” a Oblivion.
UN REENCUENTRO CON CYRODILL
Desde el inicio del juego, se siente el respeto al
original, vuelves a la mazmorra de Kvatch, al bullicio del Mercado
Imperial, recorrer los bosques densos y las montañas nevadas, todo lo familiar
está ahí esperando a ser descubierto por primera o milésima vez.
La historia principal que inicia con la muerte del emperador
Uriel Septim, con los portales a Oblivion abriéndose en la Tierra Media y la
búsqueda de un príncipe heredero es tan sólida, épica y Tolkieniana como en
el juego original.
Oblivion se deja envolver por la fantasía épica y resulta fácil para nuevos jugadores el sentirse “en casa” en el mundo virtual de The Elder Scrolls IV. Aquí radica la fuerza del remaster: la esencia del juego permanece. Virtuos respetó cada misión, cada criatura y cada giro del guion; el juego sigue sintiéndose vivo y respirante como antaño.
Las rutinas de los NPCs, esas interacciones pequeñas pero memorables, también están presentes. Pasear por Anvil o Skingrad es ver ciudadanos que van a trabajar, comen y duermen tras sus propios objetivos. Incluso las idiosincrasias; los parloteos extraños entre personajes o los juegos de cámara al entablar conversación apoyan a una narrativa medieval y mística.
Los desarrolladores se fueron a la segura, mantuvieron
aquellas rarezas y asperezas del original, personalmente creo que funciona por
el carisma del original, pero si puede resultar enajenante para quién lo prueba
por primera vez.
Las misiones secundarias son igual una parte importante de
la experiencia. Esa sensación de descubrimiento constante, de pasadizos ocultos
y mapas que nos empujan a explorar, sigue siendo mágica. El juego tiene una naturalidad
en conectar narrativa y jugablemente a las misiones y fomentar la
curiosidad y el asombro.
No importa qué tan experto seas, te sentirás como un
aventurero primerizo al iniciar una nueva partida con cualquiera de la
combinación de clases o signos ya que el juego siempre tiene algo por
descubrir. En ese sentido, el remaster recrea fielmente al original y mejora
levemente su sistema.
GRÁFICOS Y SONIDO
En el campo visual se nota de inmediato la intención del remaster. Oblivion fue un juego ya de por sí impresionante para su época, pero ahora el cambio es más notorio. Los gráficos han sido modernizados con Unreal Engine 5 y se han rehecho desde cero los modelos.
Igualmente, los
entornos lucen más detallados: la hierba puede moverse con viento dinámico, la
nieve cae y se posa en la armadura del personaje, y la iluminación juega con
sombras más realistas. Es un lavado de cara que le dota de características más
actuales.
Los NPC y enemigos han sido actualizados de igual forma. Sus
rostros se ven mejor definidos (aunque conservan sus raras proporciones) y las
texturas de su ropa son más elaboradas, además, la sincronización labial se ha
recompuesto para parecer más coherente, y menos "robotico" o tenso.
Por ejemplo, razas como los argonianos y khajiitas presentan
escamas y pelaje con mejor detalle, y los personajes humanos se sienten más
elaborados. Todo esto en conjunto hace un mundo gráfico más vivo que luce y
suena bien sin ser necesariamente resaltable.
Hablando del sonido, se mantienen las icónicas melodías de Jeremy Soule que acompañan las aventuras, pero los efectos y voces han mejorado. El motor de audio fue actualizado, así que ahora los hechizos, las armas y los rugidos de los enemigos suenan con mayor contundencia.
Mención especial merece las actuaciones, por desgracia, Oblivion Remastered no incluye voces en español ni traducción a español latinoamericano; solo se respeta el audio original en inglés (con subtítulos en castellano, osea, Español de España). Esto puede descolocar a quienes esperaban un doblaje o adaptación al nivel actual, aunque la actuación original ya es clásica, y por lo general, este tipo de historias suelen verse "más coherentes" con textos españoles.
JUGABILIDAD Y ANIMACIONES
Las mecánicas y animaciones fueron retocadas para adaptarse
a las expectativas modernas. Se han añadido animaciones nuevas
para varias acciones del juego, desde caminar, correr y nadar
hasta realizar ataques o lanzar hechizos.
Esto se siente particularmente en el combate: ahora los
golpes tienen más reacción, hay nuevas posturas de ataque, e incluso se agrega
una esquiva cuando tienes suficiente agilidad. A pesar de esto, el resultado
se siente tan curioso y excéntrico como el original.
Los roles de daño a distancia y magia también se equilibraron: la regeneración de magia fuera de combate es más rápida y segura, y el tiro con arco recibe un “bufeo” notable –la asistencia de puntería mejora y las flechas hacen más daño–, incluso podemos recuperar más proyectiles de los enemigos caídos.
En resumen, las habilidades evolucionan de manera más generosa: algunas dan más experiencia acorde a su importancia, y en general todo es menos punitivo. Por otra parte, el juego se ve y se siente más accesible que la versión original. El HUD y los niveles de dificultad se homogeneizaron con los estándares actuales: ahora contamos con cinco niveles que van de muy fácil a muy difícil, además de opciones de accesibilidad como tamaños de letra mayores y menús más limpios.
Todo esto facilita que un jugador nuevo –por ejemplo, alguien que descubra la saga después de Skyrim– se sienta bienvenido y no abrumado. En pocas palabras: el producto es más eficiente y funciona de forma más óptima.
Alta Fidelidad
De lo más admirable de Oblivion Remastered es cuán fiel es al original. Si nos ponemos críticos, podríamos pedir más cambios estructurales (¿y si eliminamos las cargas internas? ¿o rediseñamos las expansiones?), pero Virtuos optó por mantener al máximo el ADN de Oblivion. En las entrevistas y notas técnicas se repite esta idea: este es un remaster, no un remake total, así que conservó cada misión, cada NPC, cada rincón del mapa que los fans amaban.
Incluso las expansiones Shivering Isles y Knights of the Nine vienen incluidas en el paquete base, brindando muchas horas de contenido. Este respeto por lo clásico implica que cosas que ya se consideraban fallos en 2006 persisten aquí: a veces por respeto, otras por conservar el carisma chusco con el que ahora se ve a Oblivion.
El sistema de nivelación salvaje (donde los enemigos escalan
mucho tu nivel) se atenuó ligeramente, pero la filosofía general de crear
desafíos inesperados permanece. El remaster retocó la fórmula del leveleo –
ahora distribuyes puntos de habilidad con un poco más de control – pero la
esencia de elegir una carrera de personaje libremente sigue vigente.
El combate conserva su ritmo pausado (todavía hay botonazos hasta que uno caiga), aunque ahora hay variantes más reactivas y hasta animaciones de esquiva. Otros elementos nostálgicos sobreviven intactos: el sistema de furtividad clásico, el menú de magia, las pociones que raramente sobraban… Todo eso sigue ahí para recordarnos cómo se jugaba en 2006.
Oblivion es algo caprichoso, pero al entrar de lleno, es fácil darse cuenta de que tiene una habilidad única para que te vuelvas adicto a la exploración y a tener una constante sensación de aventura.
LOS FALLOS DE LA REMASTERIZACIÓN
El juego fue probado en un ecosistema que aprovecha la
Nvidia Geforce RTX 3070, e incluso en este hardware, las caídas de frames y
los tirones, sobre todo en el overworld, son palpables. También suele haber
lag cuando hay muchos personajes en pantalla o cuando entramos a zonas
complejas. Muchos usuarios con equipos más desfasados o con diversos entornos
de PC han reportado fallas y una optimización mala que no da espacio a
una experiencia estable.
Irónicamente son inconvenientes que estuvieron presentes en la
versión de 2006, aunque la experiencia se mejora al jugar con las diversas
opciones de calidad o el uso de tecnologías de reescalado como DLSS.
Otro punto de crítica es que ciertas mejoras podrían haberse
profundizado. Por ejemplo, la IA de aliados o de enemigos no ha mejorado en lo
esencial: los compañeros siguen siendo cadáveres andantes que requieren
acarrearlos para ser verdaderamente útiles.
También hay bugs menores, como estructuras que popean, o veces que atraviesas piso o paredes por accidente, cosa que se siente como si se utilizara gran parte del código original solo que con un nuevo motor, conservando errores de antaño y añadiendo unos nuevos.
CONCLUSIONES
En términos generales, The Elder Scrolls IV: Oblivion
Remastered es una justa renovación a un clásico amado por muchos. Lo que
más gustó en su momento, está intacto: la historia, la música, la atmósfera y
ese infinito deseo de explorar cada cueva y torre.
Al mismo tiempo, he disfrutado más que nunca de sus zonas
originales gracias a la nueva luz, las texturas mejoradas y los ajustes de
jugabilidad que se agradecen.
A pesar de los problemas técnicos, estos no fueron un
impedimento para disfrutar de los puntos fuertes y únicos que vuelven especial
a Oblivion (en mi caso, cosa que no
niega lo que puedan sufrir demás usuarios). En su ADN está impregnada una
constante sensación de que es un juego de otra era, cosa que no es
necesariamente mala. Mientras que en la actualidad, sus elementos puedan
parecer muy “básicos” o “de cajón” en 2006 fueron sumamente experimentales.
Para los nuevos jugadores es muy recomendable. La mayoría
encontrará pocos obstáculos para comenzar: el sistema de control moderno y las
ayudas adicionales permiten entender el juego rápidamente. Aunque, como buen
RPG con múltiples opciones, tendrás que acoplarte a ellas a base de prueba y
error.
Probablemente quedarán enganchados por la forma en que una misión lleva a otra, por la sensación de mundo vivo y por esos momentos de humor involuntario propios de los diálogos y visuales dinámicos del juego original.
En ANMTVLA recibe un sólido 80/100 al ser un juego
clásico que es óptimamente renovado y supone un triunfo para el estándar que
pueden seguir los Remasters de sagas clásicas. Cumple con el cometido de
revivir sin traicionar. Me quedo con un grato sabor de boca y muchas ganas
de conservar esta aventura en mi biblioteca para seguir experimentando y
disfrutando, ahora, de una forma mejorada y -aparentemente- definitiva.